Conócenos

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La complejidad y la maravilla del cerebro humano, en conjunto con lo maravilloso de la niñez, me determinaron a dedicar mi labor a comprender y mejorar las afecciones que conciernen a la neuropediatría.

La complejidad y la maravilla del cerebro humano, en conjunto con lo maravilloso de la niñez, me determinaron a dedicar mi labor a comprender y mejorar las afecciones que conciernen a la neuropediatría.

Cada día en la consulta es una oportunidad para marcar una diferencia positiva en la vida de un niño, ya sea ofreciendo consuelo a un niño enfermo, educando a los padres sobre la importancia de la prevención o simplemente compartiendo una sonrisa para alegrar el día de alguien.

Sus risas contagiosas, su inocencia deslumbrante y su capacidad para ver el mundo con asombro siempre me han cautivado.

Elegí seguir la carrera de pediatra porque para mí, no hay mayor privilegio que cuidar de la salud y el bienestar de los niños. 

Desde el momento en que decidí dedicar mi vida a la medicina pediátrica, supe que enfrentaría desafíos y obstáculos, pero también sabía que la recompensa de ver a un niño sano y feliz valdría la pena cada esfuerzo. 

Mi pasión por la neumología pediátrica nació de la necesidad de comprender y tratar las enfermedades respiratorias en los niños más vulnerables.

Ser neonatóloga pediatra es más que una carrera; es una vocación y un llamado a servir a los más pequeños y vulnerables entre nosotros.